POR TIERRAS DEL RIO MESA

Siguiendo el calendario del club, el domingo 10 de Abril nos acercamos a tierras del río Mesa, realizando el itinerario del GR 24, Jaraba-Calmarza-Jaraba. Desde Zaragoza salimos ochos soci@s dispuestos a conocer las bellezas de la geografía de nuestra provincia. A las 9,45 de la mañana comenzamos la andada, dejando a nuestra espalda el Santuario de Jaraba. El paisaje es bellísimo y a la anarquía de formas se suma el interés etnográfico de las antiguas construcciones pastoriles, que dan idea de más presencia humana en tiempos pasados. La temperatura era ideal para caminar y el sendero estaba bien marcado, sin otro inconveniente que una botella de plástico tirada por allí por la desidia y que nosotros nos apresuramos a recoger. Cualquier rincón era atractivo para nuestras cámaras de fotos. El olfato también se regocijaba con el abundante romero y otras plantas. José Manuel y Ángel hacían reparar en la presencia de algunas aves y explicaron rarezas de formaciones geológicas y otros detalles de lo que íbamos encontrando a nuestro paso.

Cuando apareció la primera sucesión de escalones (muy fáciles de superar) del total de tres con que está equipado este itinerario, realizamos la pausa para el almuerzo. Se agradecía el sol, pues la temperatura se convertía en demasiado fresca al detenernos. Luego, reanudamos la marcha y enseguida enlazamos con una pista que en pocos metros nos conduciría a una estupenda panorámica de Calmarza y el cañón en forma de zeta que desde allí se vislumbra. En Calmarza una amable vecina, la señora Elvira, nos mostró la iglesia y nos hizo partícipes de la preocupación por el deficiente estado de algunos puntos del edificio, sobre todo una visible grieta en el ábside de una capilla lateral. Tras agradecer su atención, salimos de Calmarza dispuestos a regresar a Jaraba. En ese tramo de nuestra excursión debimos sortear varios árboles caídos que dificultaban nuestro caminar, pero enseguida nos pusimos paralelos al río Mesa, que a esas horas de la tarde era un maravilloso mosaico de verdes y azules donde observamos la presencia de alguna trucha.
En el área recreativa de Jaraba, ya muy próximos a nuestro coches, disfrutamos de la comida y, además, contamos con la nevera portátil de Diego que generosamente compartió con nosotros cervezas y refrescos. Tras esa comida dos componentes de nuestro grupo retornaron a Zaragoza y los seis restantes fuimos al bar del pueblo donde el señor que nos atendió nos enseñó un recorte de prensa de Julio de 2010 donde se hablaba del hallazgo de pinturas rupestres en Jaraba. Nuestra excursión no terminaba allí. En esta ocasión, como propina especial, contamos con la colaboración de Adolfo, amigo de José Manuel y de Ángel, que desde Ateca se desplazó a Jaraba para guiarnos a tierras de Guadalajara, pasando por Algar de Mesa y Villel de Mesa (en este segundo compramos miel) para llegar a un excepcional sabinar que al interés botánico une la existencia de antiguas construcciones ("chozos") que se hacían considerando un árbol como eje central del edificio. Nos complació dar rienda suelta a las cámaras de fotos, pues el tema lo merecía. Lamentablemente, ese patrimonio arquitectónico popular no está ni tan siquiera inventariado.
Adolfo, buen conocedor de la zona y no contento con el paseo que nos brindó, nos obsequió con una visita a un pequeño bosque de bambú. Allí comprobamos la dureza de esos tallos a la par que su flexibilidad. Ángel nos dio una lección de su habilidad para trepar a uno de esos ejemplares. Al despedirnos, Adolfo nos habló de un robledal de las inmediaciones, sin duda una buena sugerencia para rematar otra excursión del club que se desarrolle por ese entorno. Gracias a este amante de la naturaleza por su compañía y explicaciones.

La jornada concluyó más tarde de lo habitual, pues llegábamos a Zaragoza pasadas las 22 horas, cansados pero con la satisfacción de haber recorrido un precioso y poco conocido territorio, el del río Mesa.




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PAISAJES, HISTORIA Y AMISTAD POR TIERRAS DE ANIÑÓN

El domingo 3 de Abril, nuestro club encaminó sus pasos hacia Aniñón. Atendiendo a la propuesta de nuestra compañera Amparo, esta excursión fue incluida en el programa de nuestro club, y supuso para nuestro grupo conocer unos paisajes que bien merecen una visita, pues deparan al caminante oportunidades para recorridos de diversa dificultad, a la par que sirven para aproximarse a páginas de la historia menos divulgada de nuestro patrimonio natural y cultural.


Los nueve socios que partimos de Zaragoza (diez espíritus montañeros si sumamos a Lucas, el perro bañista de Diego), contamos en Aniñón con unos estupendos anfitriones que nos acogieron desde el primer momento con mucha cordialidad. Ellos fueron nuestros guías en la caminata y nos agasajaron con sus continuados gestos de amistad.

La marcha a pie comenzó en la ermita del Niño Jesús del Monte, hasta la que es posible llegar en coche. Esa ermita, restaurada gracias al voluntariado de varios jubilados del pueblo, es un refugio con amplia cocina, barbacoa, comedor exterior e interior y espacio para pernoctar. Nuestros pasos, siguiendo el arroyo, nos condujeron hasta el embalse del Niño Jesús, al que se optó por llegar por una de sus laderas, dado el bajo nivel que presentaba. Lucas aprovechó para hacerse unos largos en el agua. En la presa hicimos la primera pausa para tomar fotos de grupo.

Desde allí, no tardamos mucho en alcanzar el collado del Santo, en el que destacan las ruinas del monasterio que en sus tiempos no muy lejanos sirvió de paridera. Nueva sesión de fotos de grupo, tras la cual proseguimos hasta el collado de Valdeleño, popularmente conocido como "del vagón", porque allí se ubicó un vagón de tren que servía de refugio para los trabajadores de la repoblación forestal y de la apertura de pistas, dado que esa zona a diferencia de otras del entorno, apenas posee casetas para guarecerse. En ese collado aprovechamos para tomar fruta y reforzar un poco el desayuno, pues la comida aún quedaba distante en el tiempo.

Tras ese pequeño almuerzo el grupo se encaminó hacia el collado de la Cruz de Piedra. Ese tramo de nuestra excursión nos situó en la divisoria entre las cuencas del Ribota y del Aranda. El Moncayo asomaba veladamente algunas nieves, dado que la jornada se estaba decantando hacia el gris. Algunas gotas se insinuaban, sin confirmarse todavía en lluvia. Ya en el collado de la Cruz de Piedra, quienes no desearon proseguir hasta el Santuario de la Virgen de la Sierra iniciaron el camino de regreso a la ermita del Niño Jesús. La mayoría optamos por realizar el itinerario completo y a pesar de que la visibilidad no era óptima, pudimos fotografiar el embalse de Maidevera, así como un interesante pozo de hielo ya en la cima donde se halla el santuario.
En el santuario nos asomamos hacia la vertiente del Ribota para contemplar el amplio panorama. Nuestros amigos de Aniñón nos mostraron donde se ubica el bar los días de romería. Allí nos hicimos fotos como si regentáramos un hipotético establecimiento de restauración. Pero como el tiempo empeoraba, enseguida terminamos la sesión para ponernos los chubasqueros e iniciar la bajada.
El regreso lo acometimos espoleados en algunos momentos por chaparrones de cierta intensidad y deshaciendo nuestros pasos hasta el collado de Valdeleño ("del vagón"), a partir del cual tomamos otro camino para evitar el pantano del Niño Jesús y cubrir así una ruta circular que nos condujo de nuevo a la ermita donde nuestra comida de mochila se vio estupendamente complementada con las viandas de brasa preparadas por Juan Carlos, maestro cocinero del grupo de nuestros guías.


Es obligado concluir esta crónica con gratitud hacia ese simpático chef y también hacia Manolo, Andrés, Mari Carmen, Laura, Clarisa, Belén, José Luis y Vicenta, estupendos mensajeros de las bellezas de esos paisajes. La mejor guía para adentrarse en un territorio es hacerlo de la mano de quienes lo aman y tienen generosidad para transmitir sus conocimientos a los visitantes.


Gracias, amig@s de Aniñón (los del club pimienta) por una jornada preciosa. Será bueno coincidir de nuevo. Nuestro club siempre tendrá un recuerdo para todos vosotros.


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