LA EXCURSIÓN AL PICO OTURIA FUE UN ÉXITO

El otoño comenzó con buen pie para nuestro club con la excursión al Pico Oturia desde Satué realizada el domingo 3 de Octubre. Las previsiones anunciaban una jornada algo inestable pero la lluvia no apareció hasta bien avanzada la tarde, cuando ya nos hallábamos en el viaje de regreso a Zaragoza, de modo que disfrutamos de un día muy interesante para conocer este lugar del Prepirineo.

En Satué una improvisada compañera se autoinvitó a acompañarnos en nuestro recorrido. Fue una gatita negra a la que enseguida tomamos cariño, no logrando acuerdo sobre el modo de llamarla. Así, fueron tres los nombres que el animalito recibió: Chirrín, Chula y Oturia. Nuestra mascota por ese día fue debidamente agasajada, comiendo opíparamente y disponiendo de ayuda para hacer el trayecto más cómodo para sus patitas. Ella nos compensó con su compañía y ronroneos, sabedora de la simpatía que le estábamos deparando.

Cercanías de la Ermita de Santa Orosia (Oturia al fondo)

En las inmediaciones de la Ermita de Santa Orosia, tras la pausa para tomar algo de alimento -fundamentalmente fruta y dulces-, nuestro grupo se dividió, optando cuatro personas por finalizar allí su ascensión, mientras que el resto -once personas- elegían subir a buen paso a la cima del Pico Oturia. En la cresta nos sorprendió un aire bastante fuerte que obligó a acortar la estancia allí, contemplando un gris Pirineo que, sin embargo, se mostraba tan grandioso como siempre.

Cima del Pico Oturia (1921 m)

Tras las obligadas fotografías para dejar constancia de nuestra llegada al punto más alto de la ruta, emprendimos a buen paso el descenso, con ganas de reunirnos con los cuatro miembros que, junto a la gatita, aguardaban para comer. En esta ocasión, la comida se hizo a la entrada de la ermita, contando así con un tejado que en caso de lluvia habría resultado un buen abrigo. Esta vez se contó con dos hornillos, para cocinar y calentar con más rapidez. Entre las viandas, como novedad, hubo tostadas con queso caliente. En los postres, alguna petaca de whisky y ron alegró los cafés.

A nuestro regreso a Satué, la gatita quedó de nuevo en el pueblo, y nosotros, como siempre, nos encontrábamos muy satisfechos por el buen ambiente de la jornada y con ganas de volvernos a reunir.


============================================